En política, antes valían los hechos. Después fue la palabra. Ahora ni siquiera. Las acciones de nuestros gobernantes son aleatorias, contradictorias y perjudiciales para el grueso de la población. Desde mayo de 2010, con Zapatero en La Moncloa, la política española ha sido un disparate.
Ahora pretenden que sus palabras superen a los hechos. Rajoy dice que todo lo que publica El País es falso y tenemos que creerle. ¿Por qué íbamos a hacerlo? No sería la primera vez que miente.
Rubalcaba sale de su guarida 24 horas después y pide la dimisión de Rajoy. Pero sólo la pide. No impulsará una moción de censura, no denunciará a Rajoy o al PP ante los tribunales. Al igual que el millón de ciudadanos que firman en change.org, sólo son palabras.
Da la extraña impresión de que ninguno quiere estar en La Moncloa. De Rajoy ya lo pensé cuando ganó. Pero supongo que entonces era demasiado tarde para echarse atrás y ahora no quiere irse con el rabo entre las piernas y la cabeza gacha.
Rubalcaba pide dimisión porque sus bases se lo piden. Porque es lo que toca si eres el líder de la oposición. Pero estoy convencido de que no quiere pisar La Moncloa ni de visita. Además, igual tampoco ganaba las elecciones.
A todo esto, El País y El Periódico publican hoy 2 encuestas de intención de voto. El bipartidismo se hunde y sube Rosa Díez. Suenan ecos de Italia y Berlusconi. Al menos, si gana, la lideresa magenta no se acostará con prostitutas.
Este seria el momento en el que un líder auténtico de uno de los partidos “minoritarios” podría dar el campanazo. Promover mociones de censura, denunciar como tu dices le daría una popularidad bastante grande y se ganaría la simpatía de los ciudadanos.
Problema: en España los únicos líderes que se conocen son los de las diversas ligas deportivas.